Mateo 3:8-10 (Reina-Valera 1960)
8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento,
9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego
Ya seas nuevo en el camino del Señor o tengas años, siempre Dios nos llama a examinar nuestro andar, para que veamos que cosas no están donde deberían o viceversa.
Por distintas situaciones personales, me preguntaba cuanto tiempo de verdad dedico a conocer a mi AMADO.
Vos sabes como son las cosas cuando estas enamorado/a.
Querés estar todo el tiempo donde el/ella está, hablar cada minuto de su día, porque ya no son más tus días, son los días de el/ella y vos tenés la dicha de formar parte de ellos. Pero lo que más anhelas es ese tiempo que sólo pasan vos y el/ella solos.
Porque ahí es donde se cuentan sus cosas mas íntimas. Y donde vos querés conocerle más.
Después de un tiempo juntos, a vos empiezan a interesarte las mismas cosas que a el/ella.
Así mismo es nuestra relación personal con Dios, necesitamos intimidad. La necesitamos más de lo que muchas veces la buscamos o creemos.
Y en uno de esos ratos con nuestro AMADO nos enteramos que algo que a El le complace muchísimo es lo que dice la palabra de Dios en Mateo “haced pues frutos dignos de arrepentimiento”. Dios nos está pidiendo que mostremos los frutos de ese amor. (testimonio, carácter, amor, servicio etc.)
Si de verdad lo amamos, vamos a querer agradarlo, porque verlo sonreír nos va a cambiar la vida. Y los cambios en nuestra vida solo pasan en intimidad con Dios.
Muchas veces esos cambios internos se ven reflejados fuera de nosotros, ya sea físicamente o por nuestro proceder.
El no quiere solo pensamientos de amor, no solo quiere palabras de amor, El quiere también HECHOS de amor.
Seguro alguna vez escribiste una carta a tu enamorado/a. Tal vez no llegó a destino pero fue escrita. Nosotros somos cartas abiertas de amor que la gente puede leer.
Pero lo que quiero es que nos detengamos a pensar en este momento ¿que es lo que está leyendo nuestro AMADO (Dios) en nosotros?
¿Está acaso El viendo los frutos de querer agradarlo? ¿Está viendo los frutos de ese amor?
Tal vez vos pienses,”si Dios quiere amarme, que me ame como soy.”
Amigo/a esto me lleva a recordarte una gran verdad. Si hay un amor que no es egoísta, y que da muchísimo mas de lo que recibe, ese es el amor de Dios.
Aún cuando El nos pide cambiar algo, lo hace pensando en nosotros.
Fíjate que la palabra nos dice “HACE”, no dice pensá o hablá.
Porque Dios sabe muy bien que hablamos lo que pensamos y que eso que pensamos es lo que de verdad somos.
Así que Dios sabe que si logramos HACER frutos buenos, es porque nuestra mente y nuestro hablar están cambiando para bien. Y este cambio te aseguro que nos favorece a nosotros también.
Ahora bien Dios sabe porque nos conviene hacer esos frutos.
El verso 10 dice “por tanto todo árbol que no de buen fruto será cortado y echado en el fuego”.
El no quiere verte rostizado, tenlo por seguro. Dios siempre, siempre busca el bien para su hijos. Nada de lo que Él elija para vos va a ser malo, su voluntad es agradable y perfecta dice en Romanos 12:2.
Ahora tomate unos minutos para pensar si como árbol estas dando estos buenos frutos. Y me gustaría recordarte que no solo tu Amado estará viéndolos, sino que los frutos son para ser comidos y cuando alguien arranque uno de ti, seria muy grato que tenga el mejor sabor y no gusanos.
Fuimos creados para complacer a Dios. Así que cada vez que El sonría por algo que vos HICISTE, vas a sentirte pleno, porque para eso fue que naciste.
Dios te bendiga. Que tengas el mejor de los días. Y acordate que cada minuto de este, es la oportunidad para mostrar tu amor…
Éxitos!!
